martes, 26 de noviembre de 2013

Radio y televisión ¿propiedad del Estado? Ley Federal de Radio y Televisión.

Omar Romo.

“La presente Ley es de orden público y tiene por objeto regular el servicio de radiodifusión”  de esta forma cita el artículo segundo de la Ley Federal de Radio y Televisión y que interpretaré en el presente documento.

Esta cita puede resumir en gran parte la ley decretada por el gobierno de Adolfo López Mateos y reformada últimamente en 2012. Se dice que es de orden público, pues aunque los interesados sean los empresarios de las telecomunicaciones y sean ellos quienes exploten los servicios de ondas, es el Estado quien supuestamente es el dueño del espacio aéreo del país, lugar donde se mueven las bandas de frecuencias del espectro radioeléctrico.

Y escribo la palabra “supuestamente” porque quienes de vedad parecieran los dueños de estos servicios son las principales empresas de radiodifusión, especialmente el duopolio televisivo que controla la mayoría de los servicios y quienes en realidad imponen las condiciones al gobierno para trabajar a su manera e imponiéndose sobre la ley.

Se menciona a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) como la principal responsable de regular, otorgar licitaciones y permisos así como sancionar sea el caso a  los medios de radiodifusión, sin embargo conviene mencionar que el actual gobierno ha creado el Instituto Federal de Telecomunicaciones quien ahora tomará esa responsabilidad, organismo deseado como autónomo, pero que malos manejos desde el nacimiento de éste, lo aleja de lo que debería ser, sin embargo ese es un tema aparte.

Un punto a favor de la ley es la reforma y ampliación del artículo 17, pues contiene todos los requisitos formas de otorgar una concesión, desde la convocatoria hasta la licitación de forma muy clara, de la misma forma los que se refieren a los permisos, los cuales son exclusivos para organismos del gobierno Federal, Estatal, Municipal e instituciones educativas como las universidades.

El artículo 59 BIS, agregado en 2009 dio mucho de qué hablar en ése entonces, pues se acostumbraba a pagar a los medios el tiempo de partidos políticos y del Instituto Federal Electoral (IFE) en tiempos de campañas electorales, sin embargo este artículo le otorga tiempo gratis en los medios a los citados organismos.

Esta ley también trata de proteger al ciudadano, visto como un consumidor ante la publicidad de las cadenas comerciales, trata de que los medios reproduzcan publicidad sana, que no incite a dudas, a mentiras en cuanto a la alimentación nutritiva, evitar el uso desproporcionado del alcohol, etc. Lamentablemente en la realidad parece que se hace lo contrario, pues aunque se hace un mínimo esfuerzo, el poder de los empresarios sobrepasa el de la ley.

En las sanciones, a mi consideración, la ley busca controlar a los medios, regularlos y mantenerlos siempre vigilados, imponerles tiempos de propaganda del propio gobierno y no está mal, a salvo de un “control”, lo que  se puede considerar mal es que no sea una regulación pareja para todos los medios, que algunos gocen de privilegios, grandes por cierto, de saltarse la ley cuando quieran y que hasta Hacienda le condone sus impuestos, siendo ellos quienes más ganan en este país. Del otro lado, existen medios que son extremamente vigilados y sancionados por el gobierno, utilizando castigos que no vienen escritos en esta ley como el quitar la propaganda gubernamental, castigo en el que muchos medios responsables se han visto afectados.

En realidad no existe una real competencia como lo requieren las letras de esta ley, sabemos que son dos empresas las que superan por mucho a las demás y que obviamente, son aliadas (en veces jefes) del gobierno, es por eso la interrogante de ¿El Estado es real propietario del espacio radioeléctrico?

 

 

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