martes, 26 de noviembre de 2013

Cuando la cultura aporta más al desarrollo


Omar Romo.

 

El pasado viernes 11 de octubre se presentó el libro “Cultura y Desarrollo”, del exacadémico universitario Carlos Calderón Viedas en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

A la presentación acudieron estudiantes de esta casa de estudios, en su mayoría de las carreras de Ciencias de la Comunicación y Economía, además del grupo de comentaristas que integraron el presidium: los académicos Pedro Brito Osuna, Arturo Santamaría Gómez y Geova Camacho Castro, este último, director electo de la Facultad citada.

El libro plantea las diferentes ópticas en las que se puede observar la realidad económica de las sociedades desde el concepto antropológico y en pocas palabras Calderón Viedas sentencia que el desarrollo de una sociedad no depende sólo de la parte económica, ésta es mínima, sino que la cultura de un grupo de personas en específico es la que en realidad va impulsar hacia un verdadero desarrollo.

Es necesario, contextualizar las presentes líneas y definir los conceptos que atañen el presente.

Primeramente como desarrollo la Real Academia Española lo define de la siguiente manera:

“Evolución progresiva de una economía hacia mejores niveles de vida”.


Es decir, el proceso mediante el cual una sociedad deja de preocuparse por las cosas básicas para sobrevivir, para empezarse a preocupar de cosas que no son necesarias, pero que le ayudarán a tener una mejor calidad de vida. La comida ya no es un problema, el transporte tampoco lo es, los servicios de salud dan abastecimiento a todos los miembros y el agua potable es accesible a la mayoría.

Pero, ¿esto dependerá exclusivamente del capital de una sociedad?

La respuesta es sí y no a la vez, un sí dividido ya que ciertamente el capital y su flujo equitativo es imprescindible para que una sociedad no carezca de servicios básicos, pero no lo es todo. La cultura de esta sociedad se vuelve aún más imprescindible que el mismo capital, pues éste último no existe por si y para si, sino que depende de la cultura de una sociedad para que ese capital sea realmente equitativo y exista un desarrollo para la mayoría de los habitantes.

A todo esto, ¿qué es cultura? Existen un par de definiciones encaminadas a este concepto, la primera es la relativa al conjunto de conocimientos que una persona retiene para ser utilizado en la vida cotidiana y tiene que ver con la ciencia, el arte, etc. Todo aquello que no es tangible, pero no deja de ser sensitivo. Del otro lado (de la cultura que nos ocuparemos) es la de un grupo de personas y su identificación:

“Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc”.


Así es como la RAE sintetiza esta parte de la cultura y como se explicó párrafos atrás es la que impulsará el verdadero desarrollo de una sociedad.

De esta forma, la cultura es la forma más viable para ser una sociedad desarrollada, como nación que tiene décadas de ser tercermundista o como otros lo llaman “en vías de desarrollo”.

Sin embargo no es tan fácilmente posible cuando en las altas esferas del poder se busca el desarrollo personal, no el integral, cuando se exige la continua evaluación a los maestros, a los alumnos, a los policías y no existe una evaluación desde arriba, cuando se fijan sueldos mínimos (miserables, por cierto) para la clase obrera y allá arriba ingresen miles de pesos por  cabeza.

Qué se puede esperar cuando los de arriba sienten que viven en otra cultura y los de abajo viven en otra, cuando ellos se van de vacaciones a Europa y nosotros (si es que vamos) a la playa más cercana de nuestra ciudad, cuando ellos hacen sus compras en Nueva York y nosotros en el tianguis.

En síntesis, mientras una sociedad no se sienta parte de la misma cultura y además viva por sacarla adelante es imposible que exista un desarrollo integral y especialmente la gente que tiene el poder es la que se tiene que sentir en esta cultura, contextualizarse en su realidad vigente; por otra parte, los de abajo deben dejar de soñar en cosas imposibles y como el autor del libro adecua la frase célebre: “piensa local y actua global”.

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario