martes, 29 de octubre de 2013

COFIPE: La relación entre medios y democracia

Omar Romo.
    Cada tres años hay elecciones en nuestro país, sin embargo no todo se limita a emitir un sufragio, contabilizarlo con el total y dar a conocer al ganador al final de la votación, esto es solo lo básico, pero el proceso completo, el dictaminado, vigilado y sancionado está en el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE) para conocimiento de la ciudadanía.

   El Instituto Federal Electoral (IFE), el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y la Cámara de Diputados son los encargados de aplicar las normas estipuladas en el presente Código. Pero en los últimos años, especialmente en las tres pasadas elecciones federales (2000, 2006 y 2009) los encargados de vigilar el antes, durante y después de las elecciones se han visto en condiciones de ineficacia y ya no son confiables para la sociedad mexicana, además de que contamos con uno de los Institutos (IFE) más caros a nivel mundial.

   Los medios juegan un papel importante en las elecciones, primeramente durante las campañas, en las elecciones y después de estas; especialmente son dos televisoras -Televisa y TV Azteca- también conocidas como el duopolio televisivo, las que influyen en el proceso electoral de distintas maneras.

   Y tan importantes son los medios que el IFE tiene un Cómite de Radio y Televisión para regular los tiempos de la publicidad electoral, así como la promoción del voto y la democracia, sin embargo este cómite, junto con todo el Instituto se mantienen en una crisis de credibilidad por gran parte de la ciudadanía.

   En las pasadas elecciones elctorales (2012), donde Enrique Peña Nieto fue electo presidente de la República, se descubrió -después de que tomará posesión del cargo- que el PRI, partido representativo del actual presidente y varios partidos más habían violado el Código, comprando espacios de televisión y radio fuera de los permitidos por éste.

   41 minutos diarios en el tiempo comprendido desde las precampañas hasta la jornada electoral son los disponibles para publicidad en radio y televisión para los partidos políticos, sin embargo, a estos pareciera no importarles y se saltan el Código sabiéndose inmunes hasta pasando el año de la elección federal. Y esta es una gran laguna en el Código, ya que el sobrepasar los tiempos oficiales en los medios no es causa de anulación de la elección, simplemente los partidos políticos se hacen acreedores a una sanción económica – millonaria, por cierto- que al fin y al cabo es pagada por todos los mexicanos con sus impuestos, además de que esa sanción sale a la luz ya que todos los funcionarios electos están en sus puestos.

   Se esperaría también una igualdad entre los tiempos oficiales de los partidos, no importando si son chicos, medianos, grandes, de derecha, de izquierda, etc. Pero no es así, pues el Código estipula que los tiempos de los partidos políticos se dará el 30% de forma uniforme y el restante 70% en proporción al número de votos obtenidos en la elección de diputados federales o locales (según sea el caso) de la elección anterior a celebrarse.

   Estas disposiciones no permiten una contienda justa, puesto que los mismos partidos de siempre tendrán a su favor el mayor tiempo en radio y televisión, que como ya mencionaba, son importantísimos para que la sociedad mexicana esté enterada de lo que sucede en el ámbito electoral.

   En conclusión personal, este Código busca favorecer a los mismos de siempre, al PRI y a las televisoras, y además trata de disfrazar la corrupción y desigualdad como democracia participativa, también disfraza la ineptitud y falta de claridad de cuentas como falsa transparencia, que además es tardía.
 
   Recientemente ell presidente Enrique Peña Nieto ha propuesto la eliminación del IFE, para crear el Instituto Nacional Electoral (INE), buscando un ahorro hasta del 50% del presupuesto destinado al actual Instituto al eliminar también, los organismos estatales que dependen de éste; sin embargo, aún con estos cambios que se pretenden hacer parece que será más de lo mismo pero con diferente nombre, como lo está siendo también el IFETEL. Mientras no se quiera hacer un cambio de fondo en los institutos “autónomos” que regulan casos gubernamentales y los intereses de unos cuántos sean removidos, entonces el cambio será tangible para todos los mexicanos.

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