Omar Romo.
Ciudad Guzmán, Jalisco.- Hoy, 04 de marzo se cumplen 82 años del nacimiento del ícono del periodismo, Ryzard Kapuscinki de nacionalidad polaca que murió hace apenas 7 años. Su obra aún sigue vigente.
Corresponsal
extranjero, periodista de guerra que cubrió distintas revoluciones en Asia,
África y América, historiador, pero también gran humanista y prueba de ello se
encuentra en la recopilación de varias de sus conferencias en el libro
“Encuentro con el Otro”.
El Otro, así, con mayúscula pues es una
persona, es cultura, es un nombre propio según nuestro autor. Este Otro es el
vecino, el prójimo, que se convierte en un igual al nosotros pero diferente tan
sólo en costumbres y tradiciones.
El
encuentro es inminente, estamos hechos para eso, pero la decisión de cómo será
ese encuentro dependerá de nosotros y el polaco define tres opciones:
De manera que al hombre siempre se le abrían
tres posibilidades ante el encuentro con el Otro: podía elegir la guerra,
aislarse tras una muralla o entablar un diálogo. (Kapuscinski,
2005).
Estas
tres opciones se vienen aplicando desde la antigüedad, donde el encuentro que se
daba al tratar de conquistar o evangelizar al Otro con base en la violencia,
cuando el antiguo imperio Chino se separó del resto del mundo construyendo una
gran muralla pero también se ha dado entablando un diálogo.
Esa
es la esencia que quiere rescatar nuestro autor, el diálogo, que se ve como
última opción puesto que es el camino más difícil, pues la confianza no es
realmente algo sencillo de conseguir en el Otro desconocido.
El ser humano necesita a otro ser
humano, lo busca, sabe que no puede vivir sin Otros, pero, al mismo tiempo, en
el momento del primer contacto reaccionará con desconfianza, inseguridad y
miedo. (Kapuscinski, 2004).
La
empatía, es decir, ponerse en los zapatos del Otro funcionará para comenzar
esta relación, la necesidad de conocimiento será también un factor importante
en las relaciones, cuando se busque esto y no un interés vano, los problemas
seguramente cesarán.
No existen culturas superiores e
inferiores; sólo hay culturas diferentes que, cada una a su manera, satisfacen
las necesidades y las expectativas de sus partícipes. (Kapuscinski,
2005).
Aprender de las diferencias del Otro y sobretodo comprenderlas también es esencial, esto se puede dar en todas partes, incluso aquí en Ciudad Guzmán, donde la intolerancia y la indiferencia han causado que el encuentro con el Otro no sea idóneo y, con esto, se produzcan la mayor parte de los problemas sociales que vivimos a diario.
*Foto: The Guardian.
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